Miguel Ángel Gutiérrez, profesor de la UCAV: “La bioinformática está permitiendo acelerar el desarrollo de fármacos, también en el caso del SARS-CoV-2”
Ávila, 2 de septiembre de 2020. Desde que comenzó la pandemia, investigadores de todo el mundo están trabajando con el objetivo de conocer lo mejor posible el virus SARS-CoV-2. Este conocimiento es el punto de partida de cualquier tratamiento o vacuna que se quiera desarrollar y empieza con la secuenciación del genoma del virus. Gracias a las herramientas bioinformáticas disponibles en la actualidad, este proceso que antes podía durar años se está consiguiendo en pocas semanas.
La Universidad Católica de Ávila ofrece esta formación a través del Grado en Bioinformática con una duración de tres años. El perfil de los graduados en bioinformática es el de profesionales que combinan sólidos conocimientos en biología celular y molecular, estadística avanzada e informática, y programación de aplicaciones de análisis de datos, por lo que permite un futuro profesional en diversos campos como la medicina personalizada de precisión y diagnósticos clínicos, en el desarrollo de fármacos o la industria agroalimentaria e investigación a muchos niveles.
Según explica Miguel Ángel Gutiérrez, coordinador del Grado en Bioinformática, las actuales técnicas de secuenciación masiva generan una gran cantidad de datos que deben ser analizados con complejos algoritmos bioinformáticos para extraer la información que contienen. Estos análisis permitirán conocer la secuencia RNA del virus y, mediante estudios filogenéticos, las distintas mutaciones existentes, así como la relación entre ellas y con las de otros virus similares.
Este conocimiento es fundamental para conocer la evolución del virus a lo largo del tiempo y poder así diseñar una vacuna eficaz. Este tipo de estudios, que ahora están tan de actualidad, llevan años llevándose a cabo para diseñar las vacunas de la gripe, que deben adaptarse cada invierno a las mutaciones que previamente se han venido observando.
Con el objetivo de compartir toda esta información entre la comunidad científica internacional, se ha creado la plataforma GISAID (https://www.gisaid.org) en la que es posible consultar las más de 90.000 secuencias genómicas obtenidas hasta el momento, su localización geográfica y su relación entre ellas.
Por otro lado, la bioinformática está permitiendo acelerar el desarrollo de fármacos, también en el caso del SARS-CoV-2. La bioinformática estructural se ocupa del estudio de la estructura molecular de proteínas y ácidos nucleicos. Predecir esta estructura a partir de la secuencia permite entender la función que dicha proteína va a tener en el contexto fisiológico del virus. También permite el llamado docking virtual, que permite realizar simulaciones en un computador sobre la posible interacción entre distintas moléculas con el objetivo de formar otra molécula estable, lo que posibilita orientar el desarrollo de fármacos hacia el uso de moléculas compatibles con la interacción estable con la molécula diana sobre la que se quiere actuar. Además de para el desarrollo de nuevos fármacos, esta técnica también es útil para adaptar fármacos ya existentes para aumentar su efectividad en el caso de nuevas enfermedades.
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